En 2007 me encontraba haciendo la carrera de informática. Todos los días de lunes a viernes me daba un paseo de unos 20 minutos para ir a la estación y coger el tren que lleva al campus (y luego otros 20 minutos para volver) y, si tenía que ir a cualquier otro sitio, iba andando o en bicicleta.
El reproductor MP3 que tenía empezó a fallar y, a la hora de comprar uno nuevo, me decidí por un iPod Shuffle por tener batería y ser bastante pequeño (probablemente el MP3 más pequeño en su época), aunque costaba 79 € cuando podías encontrar reproductores MP3s por la mitad.
La verdad es que fue una muy buena compra: no abultaba en el bolsillo, se oía muy bien, la batería le duraba semanas y quedaba hasta chulo cuando lo enganchabas en la ropa (lo único malo es tener que usar iTunes para meterle música). De hecho, para mi es mejor que los modelos que sacaron después (el siguiente no tenía botones, se controlaba con un control en los auriculares o por voz, y el último era igual pero más pequeño, demasiado para mi gusto), pero cuando me hice con un smartphone dejé de utilizarlo.
Hace un tiempo me acordé de él (para escuchar música mientras haces deporte es mas cómodo que usar el móvil) pero muy a mi pesar descubrí que la batería no duraba ni 10 minutos así que pensé en ponerle una nueva.