El otro día se me cayó mi teléfono móvil (un Xiaomi Mi5S) y se le rajó la esquina inferior izquierda. Aunque otros móviles funcionan perfectamente con la pantalla hecha trizas, el botón de «atrás» dejó de funcionar bien (incluso a veces se pulsaba solo).
Entonces pensé: «¡qué buena oportunidad para abrir el movil e intentar arreglarlo!«.
Buscando pantallas de reemplazo descubrí que había un problema con el sensor de huellas dactilares. Debido a su funcionamiento ultrasónico, este va unido a la pantalla, de forma que no se puede reutilizar. La pantalla junto con el módulo táctil se puede encontrar por alrededor de 30 €, pero si la queremos también con sensor de huellas dactilares se puede disparar a 100 €, por lo que al final decidí comprar esta pantalla sin sensor de huella.
A continuación busqué vídeos y tutoriales para ver cómo había que hacer el cambio y me di cuenta de que el proceso es bastante delicado, ya que estos dispositivos no están hechos para ser desarmados. Encontré muy poco sobre mi modelo en concreto:
También descubrí que la pantalla del teléfono no va atornillada, sino pegada al teléfono y que, al cambiarla, debía pegarla de nuevo. Para ello compré en ebay un pegamento B-7000 por alrededor de 3 € (gastos de envío incluidos)
Una vez me puse manos a la obra tuve el mismo problema que la persona del video de MAWorld: se me partió el adhesivo de la batería y, cuando empecé a raspar por el lateral para sacarlo, pinché la batería y esta se estropeó. Quité la batería ya de mala manera y terminé de hacer el cambio de pantalla, poniéndole otra batería que compré por eBay por alrededor de 10 €.
En conclusión, le he cambiado la pantalla (y la batería) al teléfono y este funciona perfectamente (sin lector de huella digital, eso si), pero me indigna que estos procesos sean tan delicados. El utilizar adhesivo en lugar de tornillos o algun otro tipo de unión desmontable hace que tengamos que forzar un poco para despegar las piezas y, al hacer esto, es muy fácil que dañemos algo o que luego, cuando volvamos a pegar, no nos quede bien del todo. Y cambiar la batería, que antiguamente no tenía más misterio que quitar la tapa trasera, hoy en día exige desmontar medio móvil.
Antiguamente las cosas se hacían para poder ser reparadas y se procuraba que esto fuera lo más sencillo posible. En los ordenadores antiguos (Commodore 64, ZX Spectrum) podemos ver que todos los componentes vienen numerados en la propia placa por si hay que cambiarlos y era frecuente que en la documentación que acompañaba al ordenador hubiera instrucciones sobre cómo hacerlo.
Hoy en día lo más cómodo si se estropea algo es comprar otro nuevo o, en su defecto, ser tan complicado repararlo que haya que pasar por caja llamando al servicio técnico (el cual frecuentemente te ofrece otro terminal reacondicionado si la avería no es sencilla). Es la idea de obsolescencia programada: hacer que las cosas duren poco de forma que tengamos que volver a comprarlas.
Si estáis interesados en el tema os recomiendo este fantástico documental titulado «Comprar, tirar, comprar»: